viernes, 28 de agosto de 2015

Miedos1

He llegado a casa y el rellano no huele a nada, no puedo adivinar la comida de hoy antes de entrar. Me siento mientras caliento cualquier plato que ni siquiera intenta suplantar los tuyos. Y mientras estoy sentada, me doy cuenta de que hace una semana que nadie me pregunta que qué tal me va en clase, nadie me riñe por morderme las uñas, ni nadie se siente orgulloso de mí sin motivo. Nadie me da 3 o 4 besos al llegar, ni 5 o 6 al despedirme.
Y entonces te das cuenta de lo que valen los abrazos todos los días, porque cuando no los tienes, no hay nada que se le parezca. Y las palabras solo me recuerdan que soy mucho más débil, como si tuviera todas las deudas por pagar y ahora me desahucian.
Puede que desconfíe porque el dolor nos ha quemado por dentro y ahora somos mucho más débiles, puede que supiéramos lo que teníamos, la tranquilidad, la estabilidad, y perderlo sea perder la vida y por eso lucho, aunque suene a ironía.
Aprieto los dientes y sonrío. Me ha tocado devolveros lo que siempre me habéis dado. El cariño y el amor, incluso aquel que escapa, que te encuentra cansado, pero miras a los ojos y sientes miedo y lo único que sale es un grito ahogado con forma de te quiero, de os quiero.
Puede que en el punto más bonito de mi vida me haya tenido que dar cuenta de que si hay posibilidad de perder, es que todavía estamos ganando. Puede que incluso, este momento haya perdido toda la magia que debería tener, puede que ahora solo sea un borrón negro, que no podré difuminar y que probablemente, al estar teñido de negro, tiña nuestras manos también y nos obligue a ensuciar todo lo que tocan.
El amor tiene tanto que ver, que ni siquiera se ha intentado poner nombre a la espera, a la incertidumbre, aunque nos lo vendan como esperanza.

Tras ver la tristeza reflejada en los ojos de tanta gente, a la que quiero, puedo afirmar que he manchado cada papel que escribo con sus lágrimas y que su tristeza se ha quedado para siempre conmigo y que ahora puedo decir que la frialdad con la que miro, con la que hablo y con la que respiro, será siempre compañera.

A una de las mujeres de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario